Lecturas Contemporáneas

Talleres virtuales

Talleres virtuales

Los talleres virtuales seguirán cruzando épocas y textos: desde el gótico norteamericano hasta nuestros días, la propuesta es encontrarnos con relatos donde el encierro es el protagonista. Lo haremos a través de Wakefield, de Nathaniel Hawthorne; Bartleby, el escribiente, de Herman Melville y La carta robada de Edgar Allan Poe. Ellos nos harán llegar hasta una producción de la narrativa argentina contemporánea -cuyo nombre no revelaremos aquí!- para encontrar, como es nuestro estilo, afinidades poéticas.

Nos vamos a reunir quincenalmente para leer y comentar, durante una hora y media, el material recibido, además de las variadas y ricas conexiones que surjan, como es ya un estilo de Lecturas contemporáneas.

Como habitualmente, el material de lectura irá a los lectores, pero esta vez por correo.

Por inscripciones y aranceles consultar aquí.


El miércoles 22 de abril tuvimos la prueba piloto de los talleres virtuales, en la que, además de volver a ponernos en contacto virtual, leímos algo que anticipa, desde la contemporaneidad, el clima de lo que vendrá en nuestras lecturas. Aquí va:

(…) Todo sigue igual durante el resto de la tarde, Negro leyendo y Azul mirándole leer. A medida que pasa el tiempo, Azul se desalienta más y más. No está acostumbrado a estar sentado mano sobre mano, y cuando la oscuridad le va cercando, empieza a ponerse nervioso. Le gusta estar en movimiento, yendo de un sitio a otro, haciendo cosas. No soy del tipo Sherlock Holmes, solía decirle a Castaño, siempre que el jefe le encargaba un trabajo especialmente sedentario. Dame algo a lo que pueda hincarle el diente. Ahora que el jefe es él, esto es lo que consigue: un caso en el que no hay nada que hacer. Porque ver a alguien leer y escribir no es hacer nada. La única manera de que Azul tenga una idea de lo que está ocurriendo es estar dentro de la cabeza de Negro, ver lo que está pensando, y eso, por supuesto, es imposible. Poco a poco, por lo tanto, Azul deja que su mente derive hacia los viejos tiempos. Piensa en Castaño y en algunos de los casos en los que trabajaron juntos, saboreando el recuerdo de sus triunfos. El Asunto Rojo, por ejemplo, en el cual rastrearon al cajero de un banco que había desfalcado un cuarto de millón de dólares. Para ese caso Azul fingió ser un corredor de apuestas y convenció a Rojo para que apostara con él. Los billetes fueron identificados como los que faltaban en el banco y el hombre recibió su merecido. Aún mejor fue el Caso Gris. Hacía más de un año que Gris había desaparecido y su esposa estaba dispuesta a darle por muerto. Azul buscó por los canales normales y no encontró nada. Luego, un día, cuando estaba a punto de archivar su último informe, tropezó con Gris en un bar, a menos de dos manzanas de donde estaba su esposa, convencida de que él no regresaría nunca. Entonces Gris de llamaba Verde, pero Azul supo que era Gris a pesar de todo, porque desde hacía tres meses llevaba encima una fotografía del hombre y conocía su cara de memoria. Resultó un caso de amnesia. Azul llevó a Gris a casa de su esposa, y aunque él no se acordaba de ella e insistía en que su apellido era Verde, la encontró de su gusto y unos días más tarde le propuso matrimonio. Así que la señora Gris se convirtió en la señora Verde, casada con el mismo hombre por segunda vez, y aunque Gris nunca recordó el pasado -y se negó tercamente a admitir haberlo olvidado- eso no parecía impedirle vivir cómodamente en el presente. Gris había sido ingeniero en su vida anterior, pero siendo Verde trabajaba de barman en el bar que estaba a dos manzanas de su casa. Le gustaba mezclar las bebidas, decía, y hablar con la gente que entraba, y no podía imaginarse haciendo ninguna otra cosa. Yo nací para ser barman, les comunicó a Castaño y Azul en la fiesta de la boda, y ¿quiénes eran ellos para oponerse a lo que un hombre quisiera hacer con su vida?


Paul Auster, Fantasmas (en la Trilogía de Nueva York, Barcelona, Anagrama, 1996).
 


NOVEDAD!

Lecturas contemporáneas propone una conexión entre cine y literatura: después de la lectura de la novela, estará disponible para los inscriptos un enlace para que puedan ver El año en que mis padres se fueron de vacaciones, película brasileña del año 2006 (que no ha pasado por salas de cine en Argentina) vinculada temáticamente al texto que leímos. Abordaremos los recursos de la narración audiovisual en relación con la ficción escrita para establecer relaciones y explorar el campo de las significaciones.